jueves, 28 de mayo de 2009

al final las tenia todas vendidas maestro y no lo abia puesto antes porque mi padre nohabia llegado

martes, 26 de mayo de 2009

CAMILO J. CELA DORMIDO


Anécdota

Una de las anécdotas más llamativas la protagonizo como senador y con el señor Xirinacs. Estaba el escritor dando cabezadas en plena sesión parlamentaria cuando el sacerdote le importunó con la pregunta: «¿Está usted dormido?». A lo que el Nobel le respondió: «Monseñor, no estoy dormido, estoy durmiendo». El mosén le replicó: «¿Es lo mismo, ¿no?». «¿No, monseñor, son cosas distintas», instruyó al religioso don Camilo: «No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo».

MIGUEL ANGEL BLANCO


Miguel Ángel Blanco Garrido (Ermua, 13 de mayo de 1968 - Lasarte, 13 de julio de 1997), concejal por el Partido Popular de Ermua, Vizcaya. Secuestrado por ETA a las cuatro de la tarde del jueves 10 de julio de 1997, durante dos días se produjeron multitudinarias manifestaciones en toda España pidiendo su liberación. La tarde del sábado 12 de julio apareció herido de muerte con dos heridas por arma de fuego en la cabeza. Falleció horas después, en la madrugada del 13 de julio.

Secuestro

El mismo día del secuestro, una llamada en nombre de la organización terrorista ETA, efectuada como era habitual al diario Egin, había exigido al gobierno de José María Aznar el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco como condición indispensable para su liberación, dando 48 horas como ultimátum. El mismo día se convocó una manifestación multitudinaria en Madrid y otras grandes ciudades para mostrar la repulsa al secuestro y pedir su liberación.
A las 16:50, cincuenta minutos después de que concluyera el ultimátum, Miguel Ángel recibió un tiro en la nuca a bocajarro en las cercanías de la localidad guipuzcoana de Lasarte-Oria, que le dejó herido de muerte. El calibre utilizado fue inferior al empleado habitualmente por ETA (9 mm Parabellum)
Los disparos no lograron acabar con la vida del edil al instante. Fue trasladado a un hospital en estado crítico y falleció a las 4:30 de la madrugada del sábado.

Repercusiones

El asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso una movilización unánime en contra de ETA. Tras su muerte se acuñó el término Espíritu de Ermua y se creó el 18 de diciembre de 1997 la Fundación Miguel Angel Blanco, presidida por su hermana, con el objetivo de mantener, promover y fomentar el respeto a los Derechos Humanos, los principios de paz, solidaridad y convivencia democrática y conservar viva la memoria de Miguel Ángel Blanco y lo que supuso en la sociedad su vil asesinato, así como la de todas las víctimas del terrorismo. La entidad promotora de esta fundación fue Radio Televisión Española, que donó para su creación los ingresos obtenidos durante el acto homenaje en recuerdo de Miguel Ángel Blanco.
Su secuestro y asesinato provocó un sentimiento social de rechazo hacia el terrorismo etarra. Aunque asociaciones como Gesto por la Paz de Euskalherria ya habían iniciado el año anterior sus movilizaciones cívicas contra la violencia, a partir de entonces las organizaciones y las expresiones en contra de la violencia de ETA aumentaron.

Foto realizada en una concentración en el exterior de la Audiencia Nacional durante el juicio por el asesinato de Miguel Ángel Blanco (junio de 2006).
Así mismo se adoptó una nueva política antiterrorista y 17 días después de su brutal asesinato, Jaime Mayor Oreja afirmó que en el supuesto de que el ruido de las armas hubiera callado, su partido alentaría un proyecto de paz en el que no habría ni vencedores ni vencidos.
El Foro de Ermua surge tras la reunión de varios profesores después del secuestro y posterior asesinato del concejal. Su eje de acción es un manifiesto de repulsa donde se proclama su oposición a cualquier negociación con ETA que no sea su disolución como organización armada y la unidad antiterrorista de los dos grandes partidos políticos, PP y PSOE. Militantes de distintas organizaciones políticas, principalmente del PSOE y del PP o periodistas integran este grupo cívico.
El 30 de junio de 2006 se juzgó y condenó a 50 años de prisión a los responsables, Francisco Javier García Gaztelu (alias Txapote) y su compañera sentimental Irantzu Gallastegui (alías Amaia), por el secuestro y asesinato del concejal. Durante los mismos días del juicio Telecinco emitió el documental Miguel Ángel Blanco: el día que me mataron.
Los familiares de Miguel Ángel fueron expulsados del juicio por interrumpir la vista tras enfrentarse a los acusados y sus familiares. La hermana de Miguel Ángel (Maria del Mar Blanco) y presidenta de su fundación manifestó: "Les he dicho que se rían; que yo el día que sus familiares se pudran en la cárcel, desde ese día, me reiré yo".
Diez años después todavía se celebran actos de homenaje. Existiendo una fundación en su recuerdo.

jueves, 21 de mayo de 2009

GUERRA DE VIETNAM

GUERRA DE VIETNAM

La Guerra de Vietnam, llamada también Segunda Guerra de Indochina, fue un conflicto bélico que enfrentó entre 1958 y 1975 a los estados de Vietnam del sur, apoyados por el intervencionismo de la Doctrina Truman de los Estados Unidos, hasta su retirada en 1973, y Vietnam del norte, apoyado por el bloque comunista, en el contexto general de la guerra fría.
Las facciones en el conflicto fueron, por un lado la República Democrática de Vietnam con el apoyo de movimientos guerrilleros norvietnamitas como el Viet Cong o Frente de Liberación Nacional (NLF, por sus siglas en inglés) y de suministros soviéticos y chinos. Por el otro lado, la República de Vietnam con el apoyo militar y logístico de los Estados Unidos. En ayuda de los estadounidenses también participaron tropas de combate de Australia, Corea del Sur, Filipinas, Nueva Zelanda y Tailandia. Otros países como Alemania, Irán, Marruecos, Reino Unido y Suiza contribuyeron con suministros materiales y equipamiento médico. Contingentes testimoniales en apoyo de los EE.UU. fueron enviados por Taiwán y España, que movilizó a un reducido grupo de médicos militares en misión sanitaria.
La guerra se distinguió por transcurrir sin la formación de las tradicionales líneas de frente, salvo las que se establecían alrededor de los perímetros de las bases o campos militares, de manera que las operaciones se sucedieron en zonas no delimitadas, proliferando las misiones de guerra de guerrillas o de "búsqueda y destrucción", junto con acciones de sabotaje en las retaguardias de las áreas urbanas, el uso de la fuerza aérea para bombardeos masivos y el empleo extensivo de agentes y armas químicas, constituyendo estas últimas operaciones violaciones de diversas convenciones internacionales de guerra que prohíben la utilización de armas químicas y biológicas.
La cobertura del conflicto realizada por los medios de comunicación permitió la denuncia de las frecuentes violaciones y abusos de los derechos humanos cometidos por los dos bandos, pero autores como Luciano Garibaldi afirman que atraían mucho más la atención las perpetradas por Estados Unidos , alimentando así la creciente oposición de la opinión pública occidental hacia la intervención estadounidense.
Ante la contestación y división de la sociedad estadounidense, los acuerdos de paz de París en 1973 supusieron la retirada de las tropas estadounidenses y el cese de su intervención directa, pero no lograron poner fin al conflicto. Este prosiguió hasta que, en 1975, tras la toma de Saigón, se forzó la rendición incondicional de las tropas sudvietnamitas y la unificación del país, bajo el control del gobierno comunista de Vietnam del Norte, con el nombre de la República Socialista de Vietnam, el 2 de julio de 1976.
La guerra habría causado la muerte, según el gobierno de Hanói, de entre 2 y 5,7 millones de personas, la mayoría de ellas civiles, y graves daños medioambientales.
Para los EE.U.U., el conflicto resultó ser la confrontación más larga en la que se han visto envueltos. Surgió el sentimiento de derrota o “Síndrome de Vietnam” en muchos ciudadanos, lo que se vio reflejado en el mundo cultural y la industria cinematográfica, así como en un repliegue de la política exterior hasta la elección de Ronald Reagan en 1980.

A lo largo de la década de los 60 los asesores estadounidenses habían sido atacados en varias ocasiones e incluso existen rumores de que participaron en operaciones de búsqueda y destrucción junto a los vietnamitas o de forma individual; pero fue en agosto de 1964 cuando dos destructores que navegaban en el Golfo de Tonkín informaron haber sido atacados dos veces por lanchas vietnamitas, en la segunda ocasión llegaron a decir que les fueron lanzados decenas de torpedos. Este hecho fue desmentido más tarde. El presidente Lyndon B. Johnson decidió actuar con todo el poder de que disponía.
Después del incidente el propio presidente Johnson comentó que los tripulantes de los buques habían confundido a los vietnamitas con una bandada de peces voladores y actualmente es difícil, por no decir imposible, encontrar expertos que no consideren lo de Tonkin un error provocado por las condiciones meteorológicas; pero resultó la excusa definitiva de Johnson para solicitar al Congreso aprobar la Resolución del Golfo de Tonkín. Esta resolución conferiría plenos poderes para que los asesores presentes en Vietnam realizaran operaciones fuera del recinto de sus bases, además de poder incrementar la presencia militar en ese país. A estos factores debe añadirse el de ser campaña electoral en Estados Unidos y necesitar Johnson mostrar una imagen de fuerza ante el comunismo que le permitiese ganar votos, incluso su rival tuvo que apoyar la petición.
El Congreso aprobó la Resolución solicitada por el Presidente unos días después de los mencionados ataques. Entonces el gobierno de los Estados Unidos tenía lo que se calificó como el camisón de la abuela, donde debajo cabe todo. A principios de marzo de 1965 desembarcaron en la base de Da Nang los 3.500 marines que se unirían a los 22.500 asesores que ya servían en Vietnam.
Pese a lo que pudiera parecer por la marcha que tomaron posteriormente los acontecimientos, el primer contingente de marines fue muy bien recibido por los habitantes de Da Nang, con guirnaldas de flores y bailes. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, el apoyo popular rondaba el 60% de la población; pese a que las protestas en contra y las denuncias al descaradamente clasista sistema de reclutamiento comenzaron muy pronto.
Tampoco debe pensarse que Estados Unidos entró en guerra contra ninguna nación desde el punto de vista del Derecho Internacional. No hubo declaración de guerra ni tampoco una invasión de Vietnam del Sur que este país no hubiera solicitado. Estos motivos hacen que siempre deba escribirse guerra de Vietnam con minúsculas; pues nunca fue reconocida como tal. Este punto hacía imposible imponer una censura de prensa como en cualquier otra contienda hasta la fecha. Por estas características particulares los periodistas pudieron lanzarse a la caza de historias, cosa que resultó más difícil en otros conflictos posteriores, caso de las dos guerras del Golfo Pérsico.
Al igual que buena parte de la población estadounidense y parte de la vietnamita en el año 1965 la mayoría de los medios de comunicación estaban a favor de la intervención. Fue después cuando la actitud de los periodistas comenzó a cambiar. Con motivo de los matanzas que pudieron mostrar el movimiento pacifista hablaba con conocimientos de causa, el cambio de actitud de varios políticos, como el propio McNamara, y el horror de una guerra de guerrillas fueron invirtiendo la actitud de los periodistas hacia el conflicto de Vietnam y siendo esta, la falta de apoyo popular, una de las causas de la derrota. Otros autores, entre los que destaca el propio Ejército de Estados Unidos, prefieren concretar que fueron las restricciones impuestas por los políticos a los militares, a consecuencia de la presión mediática entre otras, las que contribuyeron decididamente a la derrota.
Estados Unidos quería dejar claro que había llegado al sudeste asiático para quedarse y, en segundo lugar, deseaba desplegar su enorme potencia de fuego con la que aniquilar a su enemigo en poco tiempo.
Para lograr el primer objetivo los envíos de más soldados no cesaron en varios años y a finales de 1965 ya eran más de 100.000 los efectivos destinados a Vietnam. En la parte presupuestaria el primer año de conflicto Estados Unidos destinó 1.000 millones de dólares en ayuda, gracias a esta riada económica los suministros alcanzaron la cifra de casi 10 millones de toneladas al mes. Además Estados Unidos siempre se ha enorgullecido de abastecer bien a sus soldados con uniformes limpios cuando no podían bañarse, regalos de casa e incluso periódicos. Los militares llegaban incluso a garantizar al menos una comida caliente al día para todos sus hombres, llevadas en tarrinas de aluminio en helicóptero, aunque a veces la variedad creaba algo de desorganización y errores en la rotación de los ingentes recursos disponibles. Un veterano se quejaba de que recibían uniformes nuevos, galletas y otros artículo, pero ni una sola comida decente en siete días.
Las cosas resultaban muy diferentes para los enemigos. Ellos pasaban necesidades de medicamentos, víveres e incluso agua en sus magníficos sistemas de túneles; tanto es así que los estadounidenses montaron una base sobre el sistema de túneles de Cu Chi, sin darse cuenta nunca de lo que tenían debajo, los vietnamitas salían principalmente para robar comida.
Toda esta ingente cantidad de materiales y suministros requería una enorme cadena logística que lastró mucho al Ejército y lo convertía en un elefante lento y torpe, como lo veían los comunistas. Así uno de cada siete soldados estadounidenses se vio realmente envuelto en combate, los demás pertenecían a cuerpos logísticos, administrativos, médicos, mecánicos.
Para cumplir la segunda meta, el despliegue de potencia de fuego, los camiones y los helicópteros llevaban cañones de distintos calibres a donde hiciera falta para dar cobertura a las tropas de infantería. Cuando las piezas no podía descargarse por lo espeso de la selva aviones de distintos tipos lanzaban bombas de cientos de kilos de explosivo que abrían un cráter para permitir el aterrizaje de los helicópteros. También comenzó a equiparse a los helicópteros con misiles y pronto aparecerían los nuevos helicópteros artillados.
Con todo este poder en sus manos se organizaron varias operaciones de gran envergadura, siendo la primera y más importante la llamada Operación Starlight, contra el Vietcong, y la más sangrienta, la del valle de Ia Drang contra el EVN principalmente.

Los primeros enfrentamientos

Al contrario que los franceses, los estadounidenses vieron la utilidad del helicóptero en aquella guerra y lo utilizaron profusamente. En la imagen, varios helicópteros de las compañías 170ª y 189ª esperando el embarque de tropas en Polei Kleng, Vietnam del Sur, en marzo de 1969. US arcweb archive.
Aunque en ocasiones quizá dependieran demasiado de los helicópteros, resultó un arma formidable, como quedó perfectamente demostrado en el valle de Ia Drang donde estas máquinas realizaron una fundamental misión para transportar a los hombres al centro de la batalla, aprovisionarlos y extraer a los heridos. Más aún lo fue en la Operación Starlight que fue la primera prueba de fuego para los marines. A principios de 1965 los estadounidenses pusieron en marcha la Starlight y lograron sorprender primero y arrinconar después al Vietcong en la península de Noh Nang. Una vez allí pudieron destruir a los guerrilleros con todo el armamento a su alcance: armas portátiles, artillería, aviación y artillería naval de los cruceros fondeados en el golfo de Tonkín. La victoria estadounidense resultó contundente.
El éxito de la Operación Starlight y en Ia Drang, unido a lo aprendido en Corea en evacuaciones sanitarias (también sobre las mismas selvas de Vietnam cuando sólo eran asesores) fueron la prueba de fuego para este nuevo medio de transporte y también de guerra, en palabras del propio general William Westmoreland. No sólo para salvar heridos, sino para llevar todo lo necesario a cualquier sitio por difícil que fuera e incluso atacar a tierra con ametralladoras y poco después con cohetes.
Ya en agosto de 1962 el informe Howse calificó de "necesario y deseable la adopción del concepto de movilidad aérea en el Ejército" y las reticencias que el Pentágono pudo tener a los aparatos de ala variable quedaron disueltas por completo. Se redactaron planes para formar nuevas unidades que formarían la Caballería Aérea, transportada, apoyada y abastecida por helicóptero. Hombres de la 2º División de Infantería fueron transferidos a la nueva división y el 1 de julio de 1965 nació la 1º División de Caballería Aérea.
Sin embargo, en batallas más o menos convencionales, los guerrilleros vietnamitas aún tenían cartas que jugar y lo demostraron en el mes de junio, cuando desintegraron por completo el 51º batallón del ARVN.En una acción sorpresa, cerca del golfo de Tonkín.
Pero la lección de lo terrible que podía ser la potencia de fuego y el empleo del helicóptero la recibió también el EVN en noviembre cuando esperaron a los estadounidenses en el valle de Ia Drang, en las Tierras Altas Centrales. Pese a la desproporción en el número de contendientes, un batallón de caballería aérea (casi 400 hombres) por parte de los estadounidenses contra casi 4.000 combatientes del EVN y el Vietcong, la potencia de fuego de los primeros fue tan grande que la batalla se perdió con terribles bajas para los hombres del norte.

martes, 19 de mayo de 2009

FUERZAS ARMADAS GUANCHES

Las Fuerzas Armadas Guanches (FAG, por sus siglas) fueron el brazo armado del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), activas entre el 1 de noviembre de 1976 hasta finales de 1978, cuando decretaron una tregua indefinida unilateral en su actividad contra lo que consideraban la ocupación colonial del archipiélago por parte de España. En el convulsionado contexto del final del franquismo, las FAG acometieron la colocación de bombas —principalmente hechas de dinamita obtenida de las galerías y de los desmontes a base de barrenos en Canarias— como medio para presionar por la independencia canaria.

MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA CANARIO

Canarias Libre fue un movimiento nacionalista canario de izquierda creado en Canarias (España) hacia el año 1959 y en él se integrará el grupo anticlerical denominado Iglesia Cubana y conocidos comunistas como Fernando Sagaseta, Carlos Suárez, Armando León o Andrés Alvarado, todos ellos posteriormente miembros del PCE; también intervendrán en su formación sectores ya vinculados al Partido Comunista de España, entre ellos Agustín Millares Sall.
Existe una serie de hechos que influyeron en el surgimiento de este grupo:
La crisis del modelo agrícola con el surgimiento de un modelo económico que girará en torno al turismo y el éxodo del campo hacia el trabajo en la construcción o en la hostelería y servicios. Aparición de barrios marginales y chabolismo.
La persistencia del fenómeno del "caciquismo".
La falta de libertades durante la dictadura franquista.
La ejecución de Juán García Suárez "El Corredera" en 1959.
La Revolución Cubana.
El surgimiento de ETA en el País Vasco.
El inicio de los procesos de descolonización en el continente africano.
Si bien la orientación política de Canarias Libre no está totalmente definida, y dentro del mismo se hallaban diversas tendencias, era un movimiento independentista de carácter socialista. Dentro de Canarias Libre también se observa una clara diferenciación entre los estibadores de la Isleta, y el sector que se integraría posteriormente en el PCE. En determinado momento llegará a plantearse la fusión de Canarias Libre con el Partido Comunista en Canarias si éste rompía con el Comité Central del PCE, formando un partido comunista canario independiente del español, pero ello es rechazado por los principales dirigentes del partido.
Canarias Libre es un grupo que tendrá escasa incidencia, y apenas se organizará fuera de la isla de Gran Canaria (si exceptuamos algún pequeño grupo que se coordina en Tenerife en el que destaca el abogado laboralista Antonio Cubillo); sin embargo su importancia radica en que es el origen de grupos posteriores que sí tendrán una incidencia mayor en el Archipiélago Canario.
La acción de Canarias Libre consistirá principalmente en la difusión de pasquines y panfletos, y la realización de pintadas. También crearán y difundirán el 7 de septiembre de 1961, la bandera canaria, blanca, azul y amarilla, surgida por la superposición de los colores de las banderas de las dos provincias. Con posterioridad, el MPAIAC añadirá a esta bandera siete estrellas verdes (que si bien posteriormente será adoptada por otras fuerzas políticas de distintas tendencias, en un primer momento la bandera de las siete estrellas verdes representará las reivindicaciones del independentismo). La bandera actual de la Comunidad Autónoma de Canarias es la creada por el Movimiento Canarias Libre, sin las estrellas verdes, con un tono de azul más oscuro, y con el añadido del escudo autonómico.
La falta de apoyo popular, la carencia de una experiencia organizativa y una serie de errores conducirán a la caída del Movimiento Canarias Libre. En 1962, en la víspera de un partido de fútbol, se realizarán una serie de pintadas en el Estadio Insular de Las Palmas de Gran Canaria, tras las cuales todo el grupo, a excepción de los núcleos obreros de la Isleta, es detenido. Tras su encarcelamiento, la mayoría de los integrantes de Canarias Libre se integrará en el PCE. En Tenerife, El grupo formado en torno a Antonio Cubillo será el que después de origen al MPAIAC
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OPERACION OGRO

«Operación Ogro»
Inicialmente, la acción, denominada “Operación Ogro”, iba a consistir en el secuestro del almirante, todavía vicepresidente del Gobierno, y su canje por un número indeterminado de presos vascos. En los primeros meses de 1973, el comando desplazado a Madrid, se dedica a preparar la infraestructura necesaria para el secuestro. Pero el nombramiento, el 8 de junio de 1973, de Carrero como presidente del Gobierno y la mayor vigilancia a que está sometido el almirante, les hace variar los planes y deciden asesinarlo.

ATENTADO A LUIS CARRERO BLANCO

El día 20 de diciembre de 1973 el Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco se dirigía a su domicilio después de oír misa en la iglesia de San Francisco de Borja, en Madrid, y al llegar a la calle Claudio Coello, esquina a Maldonado, una inmensa explosión lanzó al coche en que viajaba a una altura de más de veinte metros de altura provocando su muerte y la de otras dos personas más. Los terroristas compraron un semisótano en el número 104 de la calle Claudio Coello y a partir de allí hicieron un túnel hasta el centro de la calzada donde pusieron cerca de 100 kilogramos de goma-2 que hicieron explosionar al paso del coche de Carrero Blanco.
Fueron acusados de aquel asesinato los etarras José Ignacio Abaitua Gomeza "Marquín", José Miguel Beñarán Ordeñara "Argala", Pedro Ignacio Pérez Beotegui "Wilson", Javier María Larreategui Cuadra "Atxulo", José Antonio Urruticoechea Bengoechea "Josu" y Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban "Zigor", todos ellos refugiados en Francia y, en aquella época, protegidos por este país.
Tras el atentado los tres ocupantes del vehículo fueron trasladados al hospital ya que ninguno de ellos falleció en el acto, pero las heridas sufridas eran de tal gravedad que ninguno de los tres sobrevivió. Las dos personas que los terroristas asesinaron junto a Carrero Blanco fueron su conductor, un civil llamado José Luis Pérez Mojena y su escolta Juan Bueno Fernández.

GENOCIDIO DE RWANDA

El Genocidio de Ruanda es un genocidio perpetrado en Ruanda en 1994 por parte de facciones de hutus, sobre tutsis y hutus moderados.
Nos remontamos al siglo IV a. C. cuando los twas, pigmeos cazadores, penetran en las montañas boscosas de Ruanda y se instalan allí de manera permanente. Unos siglos más tarde, hacia el XI d.C, agricultores hutus comienzan a llegar a la región y a establecerse de forma sedentaria, conviviendo con los twas en paz. Cien años después, y ya en el siglo XII y XIII de manera más clara, granjeros tutsis llegan a Ruanda provenientes de los alrededores (principalmente de la actual Uganda). También estos últimos se instalan en la zona y en el siglo XIV pasan a formar parte de una comunidad formada por twas (cazadores), hutus (agricultores) y tutsis (ganaderos). La convivencia entre las dos últimas etnias fue simbiótica durante un tiempo hasta que a partir del siglo XVI, los principales jefes tutsis inician unas campañas militares contra los hutus, acabando con sus príncipes, a los cuales, de forma cruel y simbólica, cortaron los genitales y los colgaron en los tambores reales buscando humillar a sus contrincantes y recordarles que éstos, los hutus, eran súbditos de los tutsis.
A pesar del dominio de los tutsis, las diferencias socioeconómicas no estaban muy pronunciadas. Aunque el pertenecer a uno u otro estamento definía el status social, un hutu, por ejemplo, podía ascender de clase si poseía las suficientes propiedades; sin embargo, ya había comenzado una relación de vasallaje dominada por la casta menos significativa en la zona, los tutsis, con un 14% de la población.
En el siglo XIX, los reyes tutsis habían afianzado su dominio. La mejor organización del clan real Nyiginya dominaba todo el país, lo que provocó una casta militar y social compuesta por tutsis y que excluía a la mayoría de la etnia hutu. Fue en este siglo, a raíz de estas circunstancias, cuando se creó una estructura socioeconómica clasista que aumentaría durante ese siglo a causa de la colonización europea; alemana en primer lugar (1897-1916) y luego Belga, por mandato de la Sociedad de Naciones, debido a las sanciones impuestas a Prusia. La influencia occidental, a través de la introducción artificial por los belgas de un carné étnico (1934) que otorgaba a los tutsis mayor nivel social y mejores puestos en la administración colonial, acabó institucionalizando definitivamente las diferencias sociales. Mientras tanto, los pigmeos twas, gozaron de un relativo buen trato por parte de la casta tutsi que consideraba a los cazadores de las montañas por encima de los hutus en la pirámide social.
Con la colonización belga, el sistema socio-político se reforzó aún más en favor del estamento dominante: los tutsis. La necesidad de una expansión colonial consensuada dividió el continente africano en zonas dominadas por los países europeos que reforzaron a unos grupos u otros dependiendo de sus intereses. Cuando la administración belga consideró que las reivindicaciones tutsis eran desmesuradas, cambió de comportamiento y comenzó a apoyar a la mayoría hutu. Finalmente, la rivalidad entre los dos grupos se agudizó con la creación, por iniciativa belga, de varios partidos políticos sobre bases étnicas: la Unión Nacional Ruandesa (UNR), de tendencia antihutu, la Unión Democrática Ruandesa (RADER), el Partido del Movimiento de Emancipación hutu (Parmehutu) y la Avocación para la Promoción Social de las Masas (Aprosoma) de orientación antitutsi. Pese a todo, se debe resaltar un esfuerzo positivo de los europeos (en su mayoría, de los misioneros europeos) por humanizar el sistema social con nuevas normas que limitaban el comportamiento injusto y la explotación de unos por parte de otros.

Mapa Actual de Ruanda

mitad de siglo XX, en 1958, después de que un grupo hutu con estudios redactara un manifiesto reclamando un cambio social, desde la corte real se respondió con un documento que, entre otras cosas, decía lo siguiente:
Podría preguntarse cómo los hutus reclaman ahora sus derechos al reparto del patrimonio común. De hecho, la relación entre nosotros (tutsis) y ellos (hutus) ha estado siempre fundamentada sobre el vasallaje; no hay, pues, entre ellos y nosotros ningún fundamento de fraternidad. Si nuestros reyes conquistaron el país de los hutus matando a sus reyezuelos, y sometiendo así a los hutus a la servidumbre, ¿cómo pueden ahora pretender ser nuestros hermanos?
Ante esta posición de los gobernantes tutsis, se posicionaron personas como el obispo Perraudin, que fue determinante en el proceso de emancipación hutu. En su carta pastoral del 11 de febrero de 1959, lo manifiesta claramente:
La ley de la justicia y de la caridad pide que las instituciones de un país aseguren realmente a todos sus habitantes los mismos derechos fundamentales y las mismas posibilidades de promoción humana y de participación en los asuntos públicos. Las instituciones que consagren un régimen de privilegios, favoritismo, proteccionismo, bien sea para los individuos o para los grupos sociales, no son conformes a la moral cristiana.
Este es quizá el punto de escisión histórico más importante. A partir de aquí, los hutus comienzan, de forma meditada, a intentar socavar el poder de los tutsis para llegar a un mejor reparto de la riqueza. Un incidente el 1 de noviembre de 1959 entre jóvenes tutsis y uno de los líderes hutus se convirtió en la chispa de una revuelta popular, en la cual, los hutus quemaron propiedades tutsis y asesinaron a varios de sus propietarios. La administración belga, durante dos años de enfrentamientos de bajo nivel entre unos y otros, contabilizó un total de 74 muertos, de los cuales, no obstante, 61 eran hutus asesinados por nuevas milicias tutsis que pretendían acabar con el movimiento revolucionario, el cual respondió con más fuerza ante la represión y, durante los dos años siguientes, alrededor de 20.000 tutsis murieron asesinados. Ante esta espiral de violencia, el 31 de mayo de 1961 la ONU proclamó una amnistía tras comprobar que los enfrentamientos se agravaban y la mayoría hutu ya había provocado el exilio de unos 150.000 tutsis. Aquel mismo año, Ruanda, liderada por la población hutu se independiza de Bélgica. Este momento fue aprovechado por la ONU para exigir la organización de un referéndum bajo la vigilancia de observadores. El resultado fue de un 80% del NO a la continuidad de la monarquía tutsi, lo que obligó a los gobernantes a aceptar la República, provocando el exilio de miles de tutsis partidarios del sistema vigente monárquico y contrarios a conceder el poder a los hutus. Los exiliados de corta edad de aquel momento, con el paso de los años, se llegarían a convertir en los fundadores del Frente Patriótico Ruandés, que ocuparía un lugar importante en la guerra de Ruanda de 1990 hasta 1994.
Grégoire Kayibanda fue el primer presidente de una Ruanda liberada del dominio colonial. Los datos de crecimiento económico y estabilidad social eran esperanzadores. A pesar de las diferencias acumuladas durante siglos, tutsis y hutus lograban convivir sin llegar a enfrentamientos generalizados. La masa campesina accedía a la enseñanza y el país, sin demasiados recursos, progresaba. Aun así, los tutsis partidarios del régimen monárquico en el exilio se organizaron en los países limítrofes y lanzaron diversos ataques contra el gobierno ruandés, sin mucho éxito. El odio entre partidarios de la república, de mayoría hutu, y partidarios del régimen anterior a ésta, mayormente de la etnia tutsi, aumentaba y aunque todavía, al principio de la década de los 70, el enfrentamiento no era exarcerbado, ya se estaba fraguando una división social pronunciada que produciría conflictos mayores.
Desafortunamante en 1972 se produjeron unas terribles matanzas en el vecino Burundi: 350.000 hutus fueron asesinados por tutsis y esto provocó, definitivamente, un sentimiento anti-tutsi por parte de la mayoría de los hutus en el interior de Ruanda. La población comenzó a exigir a su presidente Grégoire Kayibanda mano dura contra la antaño clase dominante en el país y la respuesta insatisfactoria por parte del presidente y los casos de corrupción en el gobierno, provocaron el golpe de Estado del general Habyarimana (de origen hutu), en julio de 1973.
Pese a su irrupción antidemocrática en la escena política, el gobierno del general realizó una buena gestión del país hasta la segunda mitad de los 80, contando con el apoyo logístico y militar de Francia. También tomó la iniciativa de una reconciliación nacional. Estos datos son confirmados por el Banco Mundial, que presentaba a Ruanda como modelo de desarrollo en el África subsahariana durante la década de los 80, y por Amnistía Internacional, que en 1990, daba como satisfactorio el respeto de los derechos humanos. Aunque la tensión entre partidarios de un lado y otro se mantuvo durante los 17 años siguientes al golpe de Estado de Habyarimana, éste, había conseguido apaciguar a unos y a otros cediendo, sobre todo, que el control financiero del país se concentrara en manos tutsis, lo que demuestra que, a pesar de las acusaciones por parte de los exiliados tutsis de no ser permitidos de vuelta en el país por su etnia, éstos contaban, de nuevo, con una posición de poder. Además, durante algunos años, el FPR se había internado en Ruanda de forma clandestina y había reclutado a muchos jóvenes tutsis por todo el país para recibir una formación ideológica y militar y constituir brigadas secretas, diseminadas masivamente por las colinas. Este hecho es recordado por Tito Rutaremara, ideólogo del FPR:
Hacia el final del 87, se habían constituido 36 células del Frente en el interior del país.
Factores económicos externos, como el descenso del precio del café, principal producto de exportación, y otros internos, sobre todo la corrupción en el Norte del país (lugar de procedencia de Habyarimana) comenzaron a provocar nuevas tensiones en la segunda mitad de la década de los 80. El cada vez peor estado de la situación económica y la acusación de los tutsis exiliados de no ser permitida su vuelta al país, fueron las razones principales que provocaron la Guerra de Ruanda.

Antecedentes

Ruanda se distinguen dos estamentos dentro de la etnia Banyaruanda, a la que pertenece toda la población : la mayoría hutu y el grupo minoritario de tutsis. Desde la independencia del país de Bélgica sus líderes siempre han sido hutus, dentro de una rivalidad social agravada por la escasez de tierras y su débil economía sustentada en la exportación de café. En el año 1989 el precio mundial del café se redujo en un 50% lo que hizo que Ruanda perdiera el 40% de sus ingresos por exportación. El país se enfrentó a la peor crisis alimentaria de los últimos 50 años al mismo tiempo que aumentaba el gasto militar en detrimento de los servicios públicos.
En octubre de 1990 el Frente Patriótico Ruandés, compuesto por exiliados tutsis expulsados del país por los hutus con el apoyo del ejército, invade Ruanda desde su vecino Uganda. En 1993 los dos países firman un acuerdo de paz (Acuerdo de Arusha).
En Ruanda se crea un gobierno de transición compuesto por hutus y tutsis.
En 1994 las milicias hutus, llamadas Interahamwe (que significa "golpeemos juntos"), son entrenadas y equipadas por el ejército ruandés entre arengas y ánimos a la confrontación con los tutsis por parte de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM) dirigida por las facciones hutus más extremas. Estos mensajes incidían en las diferencias que separaban a ambos "grupos étnicos" y, a medida que avanza el conflicto, los llamamientos a la confrontación y a la "caza del tutsi" se hicieron más explícitos, especialmente a partir del mes de abril en el que se hizo circular la historia de que la minoría tutsi planeaba un genocidio contra los hutus.
Según Linda Melvern, una reportera británica que tuvo acceso a documentos oficiales, el genocidio estuvo bien planeado. En el momento del inicio de la matanza la milicia ruandesa estaba compuesta por 30.000 hombres (un miembro por cada diez familias) y organizados a lo largo del país con representantes en cada vecindario. Algunos miembros de la milicia podían adquirir rifles de asalto Ak-47 con sólo rellenar un formulario. Otras armas, como granadas no requirieron ningún papeleo y se distribuyeron masivamente.
El genocidio fue financiado, por lo menos en parte, con el dinero sacado de programas de ayuda internacionales, tales como la financiación proporcionada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional bajo un Programa de Ajuste Estructural. Se estima que se gastaron 134 millones de dólares en la preparación del genocidio—ya de por sí una de las naciones más pobres de la Tierra—con unos 4,6 millones de dólares gastados sólo en machetes, azadas, hachas, cuchillos y martillos . Se estima que tal gasto permitió que uno de cada tres varones hutus tuviera un machete nuevo.
Según Melvern, el primer ministro de Ruanda, Jean Kambanda, reveló que el genocidio se discutió abiertamente en reuniones de gabinete, y cómo una ministra de gabinete dijo que estaba "personalmente a favor de conseguir librarse de todos los tutsis... sin tutsis todos los problemas de Ruanda desaparecerían".

El genocidio

Evolución demográfica de Ruanda. Obsérvese el acusado descenso en la primera mitad de los años 90 provocado por las condiciones económicas del país y el genocidio.
En abril de 1994 el asesinato del general Juvénal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadena una multitud de masacres en el país contra los tutsis obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera con los países vecinos, en especial el Zaire (hoy República Democrática del Congo). En agosto de 1995 tropas zaireñas intentan expulsar a estos desplazados a Ruanda. Catorce mil personas son devueltas a Ruanda, mientras que otras 150.000 se refugian en las montañas. Más de 800.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.
Considerando todos los datos y testimonios que se poseen acerca del genocidio de Ruanda, hay que aclarar que éste no fue exactamente un genocidio de hutus por un lado contra tutsis, por otro, sino que una falange radical y mayoritaria de los hutus fue la que preparó el aniquilamiento masivo tanto de tutsis como también de hutus moderados u opositores del régimen del Habyarimana y cercanos al Frente Patriótico Ruandés (FPR). Por lo tanto, el genocidio no fue sólo de carácter étnico sino también político. Por otro lado no debemos olvidar que también hubo entre las víctimas miles de ciudadanos hutus muertos a manos del FPR. Diversos testimonios nos aclaran que también los militares del Frente Patriótico Revolucionario cometieron asesinatos masivos. Pese a todo, está claro que los tutsis fueron masacrados: se eliminó al 75% de su población durante el genocidio.
El ciudadano belga, Marcel Gérin, recuerda como él y su mujer quedaron atrapados por el conflicto. Fueron testigos de las matanzas indiscriminadas en la zona donde residían y pudieron constatar, al ser hechos prisioneros, cómo los que aparentemente parecían milicianos Interhamwes (radicales hutus) no eran sino mercenarios contratados por el ejército tutsi, los cuales realizaron, según Marcel Gérin, las mayores matanzas en la zona donde residían. Sin embargo, cualquier imagen que se tomara llevaba a creer que los autores eran las milicias hutus Interahamwes.
Milagrosamente y gracias a unos periodistas y a los cascos azules, tanto él como su mujer, lograron escapar de aquel infierno.
Otro testimonio importante es el de Santos Ganuza, un misionero navarro, que era el rector de la parroquia de Kiziguro por aquel entonces. Dice:
Fui muchos años rector de una parroquia, en el este del país. En abril de 1994 llegaron los Interahamwe y mataron a unos 1.000 tutsis que se habían refugiado en la iglesia, sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. Pocos días después, llegaron los militares tutsi y mataron a 10.000 hutus. Las televisiones occidentales proyectaron las imágenes de estos hutus asesinados en mi parroquia, identificándolos como a tutsis.
Otra opinión interesante acerca de la situación reinante en los primeros meses de 1994, nos la ofrece el padre catalán Joaquín Vallmajó, misionero en Ruanda, que decidió quedarse y que desapareció el 26 de abril después de que un grupo de soldados del FPR lo detuviera:
Después de varios años de crisis política y social, se está produciendo la guerra más absurda, que está desembocando en una crisis política vergonzosa. Un pequeño grupo de politicastros corruptos hasta el extremo quiere conservar el poder a cualquier precio, sacrificando al pueblo y al país si es preciso. Otro grupo no menos corrupto aspira al poder por los medios que sea. Un tercer grupo, el más numeroso y digno de respeto, sufre las consecuencias del poder y de sus agentes: es el pueblo, víctima del racismo, la dictadura, la pobreza, la guerra, el hambre, el robo, el bandidismo, la violencia y la manipulación. La situación es muy grave desde el punto de vista político, económico, social y cultural y racial. La manipulación de los políticos en el poder y sus acólitos y de los partidos y sus líderes es vergonzosa.

Cuerpos resultantes del GenocidioEn espera de acontecimientos, actualmente no tenemos ni gobierno , ni autoridades , ni presupuesto , ni trabajo. Los funcionarios llevan sin cobrar desde enero y los maestros han amenazado con no convocar los exámenes de secundaria. El ministro de Economía ha declarado que se irá pagando a los funcionarios a medida que se recauden los impuestos. Se dan todas la condiciones para que estalle un conflicto social que algunos políticos alientan para pescar en río revuelto. ¿Y el "Frente Patriótico Ruandés"? Son todavía peores. Unos no "desmerecen" de los otros.
El 6 de abril de 1994 ha pasado a ser una fecha macabra no sólo para la historia de Ruanda sino también para la historia de la humanidad. A raíz, sobre todo, del asesinato de presidente Habyarimana, el conflicto interno ruandés ganó en crueldad y se convirtió en un enfrentamiento a gran escala que alcanzó todos los rincones del país. Mostramos, a continuación, una secuencia cronológica de los terribles hechos que tuvieron lugar en los meses de abril , mayo , junio y julio.
Al día siguiente, el 7 de abril, la primera ministra Agathe Uwlingiyimana y 10 soldados belgas de las fuerzas de la ONU que la custodiaban, fueron asesinados por la guardia presidencial, acusando al contingente de la ONU, según nos cuenta Roméo Dallaire, de haber derribado el avión del presidente. Este hecho, confirma claramente las sospechas del comandante acerca de una trama oculta llevada a cabo por los radicales hutus.
Independientemente del motivo utilizado para perpetrar este asesinato, el hecho en sí tuvo una importante repercusión internacional, lo que hizo pensar a muchos que la ONU intervendría firmemente y pararía el terrible conflicto que se avecinaba. Por el contrario, se ordenó la retirada de lo cascos azules, dejando a la población civil sin protección. Esta situación fue aprovechada por los radicales hutus para comenzar el genocidio.
El 8 de abril, el Frente Patriótico Ruandés lanza un ataque en los alrededores de Kigali buscando proteger a las víctimas tutsis y rescata a 600 soldados de su ejército que se encontraban en la capital desde la firma de los Acuerdos de Paz de Arusha.
El 9 de abril, ante esta violenta situación, se formó un gobierno interino presidido por Jean Kambanda, con la característica principal de que no incluía a ningún tutsi ni hutu moderado o de la tendencia cercana al FPR entre sus filas. Los radicales hutus, por lo tanto, habían tomado el poder gubernamental y además, contaban con milicias organizadas: jóvenes del partido MRND, los Interahamwe, que se ocupaban de la población civil y que destacaron en las primeras matanzas masivas.
Las brigadas del FPR, formadas por jóvenes tutsis y repartidas de forma clandestina a lo largo de las colinas, fueron el primer objetivo de los Interahamwe. Sin embargo, de forma progresiva toda la casta tutsi se convirtió en el enemigo a batir, así como también los miembros de la casta hutu que de alguna manera protegieran a los tutsis, se negaran a participar en los asesinatos o tuvieran incluso familiares tutsis. A pesar de todo, muchas familias hutus, aun conscientes de la suerte que corrían, escondieron en sus casas a vecinos y conocidos tutsis.

Kofi Annan

En ese mismo día, Bélgica y Francia, sacan del país a todos sus nacionales, sin preocuparse de los ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas. El día 11 de abril, un comunicado de la Cruz Roja Internacional estima que decenas de miles de ruandeses han sido asesinados en tan solo unos días. Mientras tanto, la misión de pacificación de Naciones Unidas UNAMIR, no hacía nada. El 14 de abril, el contingente belga se retira. Aun así el general Dallaire, al mando, podría haber protegido a la población civil, al menos en Kigali, pero de nuevo, se vio frenado por órdenes directas del Cuartel General de la ONU. Su superior, el entonces Coordinador de las Operaciones de las Fuerzas de Paz de la ONU Kofi Annan, le ordenó mantenerse al margen a través del siguiente comunicado:
[...]a cooperar con los oficiales franceses y belgas para facilitar la evacuación de sus nacionales y otros extranjeros que soliciten ser evacuados. Usted puede comunicarse con los oficiales para alcanzar este propósito. Deberá hacer todo el esfuerzo posible para no comprometer su imparcialidad o actuar más allá de su mandato pero puede valerse de su competencia si es esencial para la evacuación de los extranjeros. Ésto no debe llevarle a participar en un posible combate, excepto en legítima defensa.
Lejos de Kigali, el 17 de abril, y concretamente en la población de Kibuye, perteneciente al condado del mismo nombre y cercana al lago Kivu, según nos cuenta la antropóloga forense Clea Koff en su libro "El lenguaje de los huesos", fue el día en el que comenzaron las labores de exterminio de la población tutsi en aquel condado. Durante los tres siguientes meses, murieron o desaparecieron casi 250.000 personas. Varios miles fueron asesinadas en la iglesia de Kibuye en una sola masacre:
Según los escasos supervivientes de Kibuye, el préfet, o gobernador de Kibuye organizó a los gendarmes para que condujeran a la gente que él ya había elegido para ser asesinada a dos lugares: la iglesia y el estadio. El préfet les dijo que era por su propia seguridad, que así quedarían protegidos de la violencia que se extendía por todo el país. Pero al cabo de dos semanas de haber sido conducidos a esas «zonas de seguridad», la gente que estaba dentro fue atacada por la misma policía y la misma milicia que supuestamente debía protegerlos. Ésa era la típica táctica de los genocidas de Ruanda: reunir a un gran número de víctimas en edificios y terrenos cerrados con escasos medios de escape y matarlos. De hecho, en Ruanda había muerto más gente en iglesias que en cualquier otro lugar.

cuerpos en una fosa común

Clea Koff relata estos estremecedores acontecimientos basándose en la publicación «Muerte, desesperación y desafío» investigación realizada por la organización African Rights (web en inglés), basada, a su vez, en multitud de relatos de testigos de la masacre y los propios perjudicados. La lectura de este documento y otros publicados en esta web, no dejan duda de la crueldad con la que se llevó a cabo el genocidio y el clima infernal que reinaba en el país. En este trágico conflicto hubo todo tipo de víctimas y como podemos comprobar a través de los siguientes testimonios, los radicales hutus aprovecharon su posición de poder para llevar a cabo multitud de crueles abusos.

Comentarios de las víctimas

Emma es original de Kibuye, pero se encontraba en Kimihurura, Kigali, en Abril de 1994, visitando a unos amigos de la familia. Consciente de que sus vidas corrían peligro, una amiga le recomendó que se prostituyera. Nos cuenta Emma: «Probablemente una semana antes de que comenzara el genocidio, los vecinos ya sabían que me encontraba con esta familia. El criado fue uno de los que delataron mi estancia allí. A partir de ese momento, todos los chicos de la zona, amigos del criado, venían a violarme. No estoy segura de cuántos, o del número de veces que me violaron. Había muchos y venían varias veces al día. La dueña de la casa no se preocupó por mí para nada. Dijo que incluso si miles de hombres venían a violarme, al menos seguiría aún con vida. Sufrí esta situación durante toda mi estancia en Kigali».
Paul, natural de Rwamagana en Kibungo, fue unos de los hombres incluidos en este estudio. Su testimonio es un recordatorio de que las violaciones y sus consecuencias no sólo perjudicaron a mujeres. Paul fue obligado por la fuerza por los Interahamwe a mantener relaciones sexuales con una mujer que ellos sospechaban pudiera estar infectada de VIH/SIDA, en este caso la intención era el provocarle una muerte lenta y dolorosa.
Su hijo mayor fue asesinado en su ciudad natal así como su mujer, sin embargo, Paul logró escapar. Aun así, fue capturado por otra milicia que traía con ellos a una mujer. «Me pidieron que tuviera relaciones sexuales con ella. Estaba tumbada en el suelo y ellos me dijeron que les enseñara las cosas que hacía con mi mujer. Cuando me opuse, uno de aquellos hombres me golpeó con un palo y no tuve otra opción que hacer lo que ellos querían. Permanecieron de pie observando, lanzándome insultos que no repetiré aquí. Ellos poseían lanzas y palos.
Cuando hubimos terminado, ellos me dijeron que no había una muerte similar a acostarse con una mujer enferma de SIDA. Ellos sabían muy bien que el marido de esta mujer había muerto a causa del SIDA, pero yo no lo sabía, ni siquiera conocía a aquella señora.
También, en la entrevista concedida por el general Romeo Dallaire a Sol Alameda, éste recuerda hechos que aún no ha logrado olvidar y que le han mantenido bajo tratamiento psquiátrico durante varios años:
Sol Alameda: De todas las atrocidades que vio, ¿cuáles le han perseguido más después?

Roméo Dallaire fue Comandante de las Fuerzas de UNAMIR en Ruanda.
Romeo Dallaire: Las escenas de violaciones. Les introducían palos y botellas que rompían; les cortaban los pechos. Todas esas escenas con mujeres, para mí, con mi cultura, me parecían lo peor que se puede imaginar. Aun muertas, veías en los ojos de esas mujeres el horror y el sufrimiento, la indignidad que habían padecido. Muchas veces mataban a los niños delante de sus padres, les cortaban las extremidades y los órganos genitales, y les dejaban desangrarse. Luego también mataban a los padres. Había gente que pagaba para que les pegaran un tiro en vez de ser matados con machete. «Pagar por cómo morir...».
Como podemos comprobar, el nivel de violencia en Ruanda era extremo y respondía a un desenfreno de las pasiones más bajas. Sin embargo, detrás de todo esto también había una gran organización. Si en las zonas rurales y pequeñas localidades el método para acabar con la mayor cantidad de personas era reunirlas en estadios deportivos o iglesias para luego darles muerte, en las ciudades existía todo un operativo humano y logístico suficiente para identificar a cualquier persona que por alguna razón debiera ser aniquilada. Clea Koff, nos lo describe:
en Kigali los asesinos habían utilizado controles de carreteras para detener a los peatones y a los automovilistas y poder inspeccionar así sus carnés de identidad. En esta documentación que todo ruandés llevaba en esa época figuraba una información crucial para los asesinos: la «etnia». Todo ruandés pertenecía a uno de los tres grupos «étnicos»: hutu, tutsi o twa, y los políticos que planearon el genocidio dejaron bien claro que abril de 1994 suponía la bajada de bandera para el genocidio de los tutsis, y para cualquiera que estuviera casado con un tutsi o cuyas opiniones políticas pudieran calificarse de «moderadas».
Mientras tanto en Nueva York, el 20 de abril, Butros Butros-Ghali, entonces Secretario General de las Naciones Unidas, consciente de la situación en la que se encuentra toda Ruanda ordena un: "inmediato y masivo refuerzo de UNAMIR para parar la contienda y las masacres, requiriendo varios miles de tropas adicionales y reforzar los poderes bajo el Capítulo VII"("inmediate and massive reinforcement of UNAMIR to stop the fighting and the massacres, requiring several thousand additional troops and enforcement powers under Chapter VII")
Tras la decisión del Secretario General de las Naciones Unidas, al día siguiente, paradójicamente, el Consejo de Seguridad vota de forma unánime reducir, paulatinamente, la Misión UNAMIR de 2,539 soldados a 270. (Resolución del consejo de Seguridad 912). Pero a día 20 de abril la misión UNAMIR ya se había reducido a 1,515 efectivos, debido a la retirada total del contingente belga (14 de abril) a causa de la muerte de diez de sus soldados, lo que confirma -insistimos en ello- que el macabro plan desvelado por el informador de Dallaire en enero de ese mismo año, se había completado con éxito. La marcha de los soldados belgas dejó a 2,000 personas sin protección. Éstas se refugiaron del conflicto en la Escuela Técnica Oficial (ETO) pero fueron asesinadas a los pocos días. El 25 de abril, las fuerzas de la ONU ya habían descendido a 503 soldados. Aun así, Dallaire, consiguió proteger a unos 25.000 ciudadanos durante algunas semanas.
Al día siguiente, 21 de abril, la Cruz Roja Internacional emite otro comunicado donde advierte de que el número de asesinados no era de decenas de miles sino cientos de miles. Unos días después, el FPR, recompuesto, ataca masivamente desde el noroeste produciendo la huida a Tanzania de al menos 250.000 refugiados hutus en un solo día (30 de abril).
El 2 de mayo, Kofi Annan, manifiesta:
Cuando los belgas se retiraron quedó claro que las Naciones Unidas no podrían implementar el mandato que tenían, y tampoco, el mandato podía ser cambiado o introducido un refuerzo...No se lo que el Consejo decidirá después de haber revisado y reconsiderado la situación al día de hoy. Si el Consejo va a recomendar un refuerzo, éste debe estar bien equipado, con mucha movilidad y, además, capaz de protegerse a sí mismo. Si no enviamos este tipo de refuerzo...entonces no estoy seguro si serán capaces de establecer el orden y la ley... que llevaría al final de las masacres...aquí estamos observando a personas que están siendo privadas de los más fundamentales derechos, el derecho a la vida, y da la impresión de que no hacemos nada.

Bill Clinton; presidente de Estados Unidos en 1994

Al día siguiente, ante esta petición de las Naciones Unidas por reforzar de nuevo la misión UNAMIR, el presidente Clinton firma una Decisión Directiva Presidencial que impone estrictas restricciones al apoyo norteamericano a futuras misiones de paz de las Naciones Unidas. Ante este hecho, el 4 de mayo, Boutros Ghali va más lejos y utiliza, por primera vez, el término «Genocidio» para describir lo que estaba ocurriendo en Ruanda, lo que coloca a Bill Clinton, junto a otros importantes dirigentes internacionales, en una situación embarazosa. La aceptación de la palabra «Genocidio», implicaba, a causa de la legislación internacional para estos casos, la intervención militar inmediata. El Gobierno estadounidense, de forma implacable, ordenó a todos los miembros del Gobierno que omitieran el uso de la palabra «genocidio» y en su lugar, utilizaran la expresión «Actos de Genocidio». Durante los días siguientes, importantes dirigentes norteamericanos se justifican por no intervenir. Madeleine Albright, representante de los Estados Unidos ante la ONU manifiesta en la sede las Naciones Unidas:
Déjenme decirles que en el caso de Ruanda, creo, en mi opinión, que de sobremanera el Consejo de Seguridad y las Naciones Unidas han perdido el barco. Al día de hoy estamos tratando con una situación más allá de lo que cualquier hubiera esperado. Y como comenté antes, lo que ocurrió fue que estábamos en un proceso donde una pequeña fuerza de las Naciones Unidas, creíamos, podría sobrellevar los problemas en aquella área, y entonces nos encontramos con el derribo del avión con los dos presidentes, lo que ha creado una avalancha. Por lo que es difícil de juzgar si aquellas particulares operaciones (misión de UNAMIR y UNOMUR, nota del traductor) se pusieron en marcha de forma correcta".
El 13 de mayo, el secretario general de la ONU anuncia una votación para restaurar la misión UNAMIR en Ruanda. Sin embargo, Madeleine Albright retrasa esta votación por cuatro días. Cuando por fin es aprobada, los tutsis, ahora, atacan por el norte dejando desolación a su paso. 5.500 soldados son enviados a Ruanda por mandato de Consejo de Seguridad que expresa: «actos de genocidio pueden haberse cometido». No obstante, la misión militar se retrasa debido a las diferencias entre los países africanos que aportan la mayoría de los soldados y que no alcanzan acuerdo sobre quién pagará la factura. Las relaciones entre la ONU y los países que deben colaborar es tensa. Mientras tanto, un comunicado del día 19 de mayo emitido por la Cruz Roja estima en 500.000 ruandeses asesinados. Sorpresivamente, ningún dirigente político internacional había utilizado todavía la palabra «genocidio».
A principios del mes de junio, el FPR, que se organiza en el nordeste del país, lanza un ultimátum a todos los extranjeros residentes en Ruanda para que abandonen el país en menos de tres días al anunciar un ataque inminente. En el oeste, se crea una guerrilla tutsi llamada Ejército de Liberación de Ruanda (ALIR).

Zona de Refugiados en Zaire

Pasan las semanas y la misión UNAMIR, por falta de acuerdo entre los países que la componen, no está operativa. Entre tanto el genocidio continua. El 22 de junio, el Consejo de Seguridad autoriza, de forma temporal, al gobierno francés a ocuparse de establecer el orden y crear un área de seguridad en la zona suroeste del país. Esta acción es conocida como la operación Turquesa. Aun así, sus 2.500 soldados, no pueden evitar la matanza de más tutsis a manos de hutus radicales.
Finalmente, a mediados del mes de julio, el Frente Patriótico Ruandés se apodera de Kigali obligando al gobierno hutu radical a huir del país en dirección al Zaire seguido de al menos dos millones de hutus que crearon el campo de refugiados más grande de la historia en Goma, «la ciudad de los muertos». En ese momento, el ejército francés delega el mando de su misión a las tropas etíopes y el FPR forma un nuevo gobierno interino de unidad nacional en Kigali.
Esta fecha es considerada como el final del genocidio. Aun así, en los campos de refugiados, la enfermedad y más asesinatos acaban con la vida de miles de personas. Para evaluar el conflicto y poder conocer las pérdidas en vidas humanas, las Naciones Unidas, la organización de Médicos por los Derechos Humanos (ONG encargada de hallar sobre el terreno pruebas fehacientes de que hubo genocidio a petición del Tribunal Internacional de La Haya y que llegó a exhumar en una sola fosa hasta 500 muertos, la mayoría asesinados a machete) y otros organismos, realizan diversos estudios y acuerdan que fue durante los meses de abril, mayo, junio y julio de 1994 (más o menos 100 días) cuando se produjeron la mayoría de los asesinatos que costaron la vida a 800.000 ruandeses. Por último, la comisión de expertos de la ONU encargada de investigar las matanzas, aun reconociendo que tanto los tutsis como hutus habían cometido "crímenes contra la humanidad".

JEMERES ROJOS

Jemeres Rojos

Jemeres Rojos (Khmer Rouge en el original francés) es el nombre con el que fue conocida la organización comunista camboyana que, tras la Guerra de Vietnam, la expulsión de los Estados Unidos y el derrocamiento del general Lon Nol (que regía una dictadura militar desde 1970), tomó el poder el 17 de abril de 1975 (la «Caída de Phnom Penh») y fundó la Kampuchea Democrática (KD), un nuevo estado comunista bajo la dirección de Pol Pot (Saloth Sar), su principal líder.
Durante los cuatro años que duró su régimen (desde abril de 1975 a octubre de 1979), sus acciones y maneras de imponer su política condujeron a lo que se conoce como el «genocidio camboyano», actos que, en la actualidad, están siendo juzgados por un tribunal internacional en Phnom Penh por crímenes contra la humanidad.
El fin del régimen de los Jemeres Rojos, en 1979, fue consecuencia de la invasión de Camboya por Vietnam; a partir de ese momento, los Jemeres Rojos se convirtieron en una guerrilla de guerra fría aliada de China y EE. UU. y, una vez que estos les retiraron su apoyo hacia 1989, se adaptó convirtiéndose en una guerrilla del tipo que suele relacionarse con las economías de guerra.

Origen del Nombre

Restos de víctimas de los jemeres rojos en Rung Tik (la Cueva del Agua) o Rung Khmao (la Cueva de la Muerte) de las montañas rocosas de Kampong Trach, Provincia de Kompot. Aunque el gobierno recogió la mayoría de los restos de la región de Kampong Trach, aún pueden ser encontrados algunos de estos. La cueva, que tiene corrientes de agua subterránea, era utilizada como fosa colectiva de las personas asesinadas durante el régimen.
Jemeres Rojos (Su transcripción en francés es Khmer Rouge) es el nombre con el que se conoce habitualmente al oficialmente llamado Partido Comunista de Camboya y después Partido Democrático de Kampuchea. El nombre Jemeres Rojos (en camboyano, Khmae Krojom) fue la manera con que los denominó el rey Norodom Sihanuk en los años 50, y así se popularizó a través del francés. Los miembros de la organización, sin embargo, no lo usaban, entre otras cosas porque preferían el gentilicio kampucheo a khmer (ambas son equivalentes de camboyano o «jemer»).

Hacia el poder

El Partido Comunista de Camboya se conformó en 1951, aunque en sus primeros años fue parte dependiente del Partido Comunista de Vietnam. En los años 70 cambia el nombre por Partido Democrático de Kampuchea (Kampuchea es la forma francesa de Camboya).
La ideología de los Jemeres Rojos mezclaba una interpretación subjetiva y de extremaizquierda del maoísmo, centrándose en su exaltación del campesinado, con las ideas anti-colonialistas propias de las guerras de liberación nacional. A esto se añadió el rencor hacia la subordinación de los comunistas camboyanos a los vietnamitas. El resultado final fue una combinación de maoísmo de palabra con un nacionalismo extremo en la práctica, llegando a posturas racistas.

Los Jemeres Rojos en el poder

Con los Jemeres Rojos se llevó a cabo el denominado genocidio en donde murió una cuarta parte de los habitantes del país, cifra no inferior a los dos millones de personas más las secuelas que ello significó para el país en general.

Pervivencia de los Jemeres Rojos (1979-89)

Memorial a los niños muertos durante el régimen de los Jemeres Rojos.
El régimen de los Jemeres Rojos terminó con la captura de Phnom Penh el 7 de febrero de 1979 por parte del ejército vietnamita, poniendo fin al experimento social ultra-izquierdista de Pol Pot. Así, tras una rápida campaña iniciada en diciembre de 1978 motivadas por escaramuzas fronterizas, Camboya queda una vez más bajo control extranjero, en este caso en la órbita vietnamita, en la que ya había permanecido con anterioridad a la colonización francesa.
A pesar del tradicional recelo camboyano hacia sus vecinos vietnamitas, la insostenibilidad del régimen de los Jemeres Rojos facilitó en parte la aceptación del nuevo ocupante, como muestra el gran número de defecciones de antiguos miembros del régimen de Pol Pot, que ahora constituirían la base de poder de la apresuradamente proclamada República Popular de Kampuchea.
En este momento, la facción aún leal a Pol Pot, manteniendo las siglas de la Kampuchea Democrática y exacerbando su discurso nacionalista, se retiró al occidente del país, desde donde llevaría a cabo una guerra de guerrillas contra el nuevo régimen de Phnom Penh.
Durante el agitado primer año del nuevo gobierno, el temor a la potencia ocupante, unida a una mala cosecha de arroz provocada por una sequía, llevarían a decenas de miles de camboyanos a huir del país y establecerse en campamentos de refugiados al otro lado de la frontera tailandesa. Dichos campos estarían dirigidos por, y encuadrados en, las tres facciones opositoras al nuevo régimen: los jemeres rojos, la pro-monárquica FUNCINPEC y el KPNLF funcionarán como base de retaguardia y reclutamiento para las operaciones de las milicias de estas tres facciones en el interior de Camboya.

Craneos de víctimas del régimen conservados en el principal lugar de las fosas comunes.
Sin embargo, la facción que más apoyos internacionales recabaría sería la de la Kampuchea Democrática (KD). Así, la llegada a Tailandia de varios miles de soldados de los Jemeres Rojos, seguidos de sus familias, fue bien acogida por el gobierno, que alimentó, vistió, y asentó a varios miles de combatientes, que pronto empezarían a recibir también armamento chino a través de Tailandia. Tal y como ha señalado ACNUR, los campamentos controlados por los Jemeres Rojos, (Chong Khao, Phlu Noi , Phu Noi, Huey Cherng, etc) el control sobre la población refugiada era mucho mayor que en los campamentos dirigidos por las demás facciones. Los civiles de dichos campamentos tenían el estatus de refugiados políticos, siendo mantenidos así (aparte de un mínimo comercio y actividades económicas con el exterior) por las agencias de las Naciones Unidas, con lo que se dejaba las manos libres a la milicia de la KD para reorganizarse y reconstituirse en una efectiva fuerza de combate a la altura de 1982.
A nivel internacional, la creciente dependencia de la República Socialista de Vietnam y de su satélite la República Popular de Kampuchea con respecto a la URSS, tuvieron como efecto la inmediata hostilidad de China y de sus aliados anti-soviéticos Tailandia, Singapur y EEUU. La hostilidad de estos poderes al gobierno de Pnohm Penh conllevó el mantenimiento del asiento en la Asamblea General de las NN.UU. por parte de la KD. En cuanto al apoyo militar, aunque dichas potencias mantuvieran cierto apoyo a FUNCINPEC y al KPLNF, era el Khmer Rojo quien era percibido como la facción opositora más efectiva en el campo militar y la que, por tanto, recibiría mayor cantidad de material.
Para hacer más presentable su imagen ante la comunidad internacional de la que ahora dependían, en Septiembre de 1981, los dirigentes de la KD disolvieron formalmente el Partido Comunista de Kampuchea y abjuraron del comunismo para declarar su apoyo hacia la economía de mercado y el respeto a la tradición religiosa, sin por ello reestructurar su liderazgo, es decir, manteniendo a Pol Pot, Khieu Samphan y Ieng Sary en el poder. Dicho lavado de imagen permitió, sin embargo, un acercamiento a las otras facciones anti-vietnamitas y anti-comunistas del FUNCINPEC y el KPLNF, hasta unificarse en 1982 en el Gobierno de Coalición de la Kampuchea Democrática (GCKD).
Dicho gobierno estaría, de facto, en manos del Khmer Rojo, pues mantuvieron en el mismo la cartera de exteriores, el asiento en la ONU y el control de más de la mitad de los 40.000 milicianos de la coalición. Para llamar la atención internacional, la coalición llevó a cabo en 1982 una ofensiva sobre el oeste de Camboya, tomando una serie de posiciones, de las que serían expulsadas por el ejército de la RPK en una serie de contraofensivas lanzadas entre 1983 y 1985, tras lo cual la frontera fue fuertemente minada. A lo largo del resto de la década de los ochenta, la situación quedó enquistada en una forma de conflicto de baja intensidad característico de otros escenarios de la Guerra Fría. El mantenimiento de dicho conflicto fue minando los recursos y legitimidad tanto de la RPK como de sus patronos vietnamitas (en lo que algunos autores han llamado "el Vietnam de Vietnam" ).
La salida del conflicto empezó a perfilarse tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la llegada al poder de la administración Clinton en EE.UU. Este cambio de contexto llevó a un relajamiento en las relaciones entre los actores internacionales. La URSS, en proceso de disolución había perdido capacidad de intervención. En Septiembre de 1989, Las tropas vietnamitas abandonaban Camboya. Al año siguiente EEUU dejó de reconocer la legitimidad del CGKD y China disminuyó de forma parecida su apoyo.
En 1991, los acuerdos de París llevaron a un consejo de coalición entre las cuatro facciones (las tres opositoras y el rebautizado Estado de Camboya) presidido por el Príncipe Sihanouk y se establecía una presencia de las NN.UU., la UNTAC (United Nations Transitional Authority in Cambodia) hasta la celebración de elecciones en 1993. Con este proceso se ponía fin al conflicto camboyano en su fase de conflicto de baja intensidad de guerra fría.

Pervivencia de los jemeres rojos (1989-99)

El fin de la guerra fría y el proceso de paz en curso, dejó al Jemer Rojo sin las fuentes de apoyo externo de las que venía dependiendo desde su derrocamiento del poder en 1979. Enquistada en la violencia, dicha facción evolucionaría de forma parecida a otros grupos insurgentes de la década de los noventa, desde una típica guerrilla de Guerra Fría, que recibe su financiación de un poder externo, a una guerrilla depredadora, obligada a subsistir de los recursos fácilmente explotables y comercializables. En este caso explotables era la madera y en menor medida, las piedras preciosas. Según fuentes militares tailandesas, el Jemer Rojo obtendría de este comercio alrededor de un millón de dólares mensuales , aunque según Michael Renner y otros autores la cifra oscilaría entre 120 y 240 millones anuales. La explotación de la madera se llevaba a cabo por parte de empresas tailandesas vinculadas a altos mandos del ejército de este país (Tailandia que había decretado una moratoria en la tala en su territorio, debido a la deforestación que también asolaba a Camboya) que compraban al Jemer Rojo licencias de explotación.
El evidente riesgo que este comercio entrañaba para la pacificación de la zona llevó a la ONU a decretar en septiembre de 1992 una prohibición de las importaciones de madera camboyana. Tailandia se resistió a cumplir dicha prohibición hasta que la ONU amenazó con un embargo petrolífero. A partir de 1994, una vez que expiró la prohibición internacional, el nuevo gobierno camboyano aplicó un embargo nacional sobre la exportación de madera. A partir de entonces, el tráfico de madera ilegal, continuó pero por cauces más difíciles. En este caso, las conexiones entre altos mandos de los ejércitos camboyano y tailandés permitieron la continuación de este tráfico para su beneficio personal, pero la fuente de financiación de la guerrilla Jemer se iría restringiendo progresivamente.
En el plano político, a pesar de unirse a los acuerdos de París, el Jemer Rojo, argumentando que Vietnam mantenía secretamente el control del país, asesinaría más de un centenar de civiles durante el mandato de la UNTAC . Mientras el país se convertía en una monarquía constitucional bajo el mandato de Hun Sen y el príncipe Ranaridh, el Jemer Rojo boicoteaba las elecciones y, tras el fracaso de los intentos por integrarlo en el juego político, el movimiento fue ilegalizado en 1994. La ilegalización produjo una oleada de deserciones y el Jemer Rojo se vio reducido a un núcleo duro de dirigentes al mando de unos 5.000 combatientes que controlaban alrededor de una quinta parte del territorio nacional. La espiral de represión, violencia y defecciones que alcanzó un punto culminante en 1996, cuando Ieng Sary, mano derecha de Pol Pot, se pasó al bando gubernamental junto a miles de seguidores. A partir de este momento, el Jemer Rojo se desintegra en luchas internas. Pol Pot fue desplazado por Ta Mok. Posteriormente, tras un intento de retomar el control, en el que asesinó a otro dirigente, (Son Sen), y a su familia, Pol Pot terminó condenado a un arresto domiciliario definitivo hasta su muerte en 1997. Este hecho marca el fin del Jemer Rojo. Sin apoyo exterior desde hacía ocho años, con las fuentes de financiación cada vez más restringidas y con la desaparición de su líder histórico, (un proceso paralelo al de la UNITA tras la muerte de Jonás Savimbi) la guerrilla desaparece. Al poco, los combatientes residuales se desmovilizaron (1998) y los campamentos de refugiados que controlaban serían desmantelados, con la repatriación de 46.000 refugiados en la operación Repat 2 de ACNUR

CIENTIFICO ENCERRADO EN UN PSIQUIÁTRICO

Biografia

Zviad Konstantines dze Gamsakhurdia (31 de marzo, 1939 - 31 de diciembre, 1993) fue un disidente, científico y escritor georgiano, que se convirtió en el primer Presidente Electo de la República de Georgia tras la era Soviética.
Zviad Gamsakhurdia nació en la capital de Georgia Tbilisi, en 1939. Era miembro de una distinguida familia georgiana: su padre, el académico Konstantine Gamsakhurdia (1893-1975), fue uno de los más famosos escritores georgianos del siglo XX. Zviad era un filólogo de carrera, y empezó su carrera como traductor literario de cirílico.
El gobierno soviético fue especialmente duro durante la década de 1950 y buscó la represión de toda expresión cultural georgiana. En 1955, Zviad Gamsakhurdia estableció un grupo juvenil clandestino (conocido como Gorgasliani, en referencia a la antigua línea de reyes georgianos) dedicado a la circulación y difusión de abusos cometidos contra los derechos humanos. En 1956 es arrestado durante las manifestaciones en Tbilisi contra la política soviética de rusificación, y nuevamente es detenido en 1958 por distribuir panfletos y literatura anti-comunista. A raíz de esto, es confinado a seis meses en una institución mental en Tbilisi, donde se le diagnostica de ser "Psicópata con descompensaciones" (siendo quizás una de las primeras víctimas del uso de la Psiquiatría para fines políticos).

BORIS YELTSIN


FUNERAL DE EVITA

miércoles, 13 de mayo de 2009

PERONISMO ARGENTINO

El peronismo surge posteriormente al golpe de estado de 1943 que dio origen a la llamada Revolución del 43, encabezado por los generales Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramírez, y apoyado entre otros por un grupo de jóvenes oficiales del Ejército Argentino nucleados en el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), que se oponía a la participación argentina en la Segunda Guerra Mundial sosteniendo la tradicional posición «neutralista» de la Argentina.
El GOU fue un grupo de enlace bastante informal entre jóvenes oficiales superiores que consideraban necesario "restablecer la moral y disciplina dentro del ejército". Este grupo se declaraba en contra del comunismo. Los fundadores que formaron el núcleo inicial (diecisiete oficiales) eran amigos que habían decidido encontrarse regularmente, el coronel Saavedra y el coronel Mittelbach, porque compartían las mismas inquietudes, concluyendo que era necesario organizar y unificar a los oficiales de todas las guarniciones.
Emilio Ramírez, Juan Domingo Perón, Urbano de la Vega, fundadores del GOU, formaban parte del estado mayor revolucionario antiyrigoyenista.
El programa del GOU se convirtió finalmente en el programa de la revolución del 43. En realidad, el GOU recién se formaliza operativamente después de la revolución de junio, como una especie de prolongación del ministerio de Guerra del que Perón era secretario. Allí era donde se imprimían las circulares del GOU con los mimeógrafos oficiales. El general Farrell, ministro de Guerra, y su esposa Beatriz Verdún convocaban a los jefes y oficiales para que se encontraran con el mismo Perón.

Situación económica y política del país

La estructura económica del país había cambiado profundamente durante la década del 30, debido a la gran depresión que provocó una reducción importante del comercio internacional. Esto afectó a la economía argentina, basada en la agroexportación, que hubo de reconvertirse mediante el control del mercado de carnes y granos y una acelerada industrialización basada en la sustitución de importaciones de los productos manufacturados. Este proceso fue acompañado de un importante flujo migratorio interno desde las zonas rurales del interior hacia la periferia de las grandes ciudades (fundamentalmente Buenos Aires, Rosario y Córdoba). Estas nuevas masas populares, empleadas en las nuevas industrias y sin antecedentes de sindicalización, son las que constituirán la base del movimiento peronista.

Las primeras elecciones (24 de febrero de 1946)

Se puede fechar el nacimiento del movimiento peronista el 17 de octubre de 1945 cuando las movilizaciones populares organizadas por la CGT de Ángel Borlenghi lograron la liberación de Juan Domingo Perón, quien había sido encarcelado por sectores militares opuestos a su influencia creciente en el gobierno. Desde este momento, Perón se convirtió en el candidato oficial del régimen para las elecciones presidenciales de 1946. Perón se presentó como candidato del Partido Laborista, llevando como vicepresidente a Hortensio Quijano, un radical de la disidente Junta Renovadora. Las elecciones polarizaron al país: por un lado el peronismo, sustentado por el gobierno militar, los sindicalistas de la CGT y grupos yrigoyenistas del radicalismo, U. C. R. Junta Renovadora o FORJA (Donde se encontraban reconocidas personalidades como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, etc.), y de los conservadores de las provincias del interior, y por el otro la Unión Democrática cuya fórmula era Tamborini/Mosca y cuya proclama general, leída durante el acto de cierre de campaña, expresaba como objetivo: "Cerraremos definitivamente el paso a las hordas que agravian la cultura convertidos en agentes de una dictadura imposible…"
La Unión Democrática era impulsada por la Unión Cívica Radical e integrada por los partidos Socialista, Demócrata Progresista, el Partido Comunista y los conservadores de la Provincia de Buenos Aires. En estas elecciones los Estados Unidos -que no le perdonaban a Perón su neutralidad en la segunda guerra y sus definiciones nacionalistas-, asumieron una participación directa y activa, a través de su embajador Spruille Braden. Este hecho provocó que el peronismo hiciera su campaña en base a la autodeterminación argentina frente a la prepotencia imperialista de EEUU y le permitió acuñar un eslogan que se reveló decisivo: "Braden o Perón". Triunfó Perón, con el 56% de los votos.

La primera presidencia de Perón

principal: Primer gobierno de Perón
Tras asumir la presidencia, Perón comienza rápidamente a consolidar su poder. En lo interno, disuelve al Partido Laborista y lo integra en el nuevo Partido Peronista (llamado brevemente Partido Único de la Revolución), del que Perón es el primer afiliado (29 de enero de 1947), y que contará con tres ramas: la sindical (la CGT, única confederación sindical permitida), la política y, a partir de 1952, al permitirse el voto a la mujer, la rama femenina. Más tarde se considerará a la Juventud Peronista como cuarta rama del Movimiento. Por otra parte se procedió a la remoción vía juicio político de los miembros de la Corte Suprema de Justicia, a excepción del Dr. Tomás Casares y en 1949 se convocaron elecciones para la Asamblea Constituyente que dictó una nueva Constitución acorde con los principios del peronismo.
El gobierno peronista fue duro con la oposición política y sindical, algunos de cuyos dirigentes fueron arrestados a pesar de los fueros parlamentarios, como fue el caso de Ricardo Balbín o Alfredo Palacios. Durante las décadas posteriores, se acusó reiteradamente al gobierno peronista de discriminación político partidaria(discriminación posteriormente aplicada cuando los otros partidos prohibieron el partido peronista durante los 60), sobre todo en el ámbito educativo. Se afirmó que en las universidades nacionales se despedía a los profesores disidentes, y que se impedía ejercer a docentes si no estaban afiliados al partido peronista. Se impulsó a la CGU (Confederación General Universitaria) como representante de los estudiantes en oposición a la mayoritaria FUA (Federación Universitaria Argentina), conducida en ese entonces por el Partido Comunista. Con un criterio similar, se creó la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar y un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, aplicó medidas de corte ortodoxo. Aun así, Perón vuelve a triunfar en 1952.

El Estado de Bienestar y la Economía del primer peronismo

La llegada del peronismo al poder en democracia se produce en plena posguerra mundial, lo cual significaba la debilidad económica de una Europa en ruinas, y el liderazgo creciente de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. En este escenario, Argentina se encontraba por primera vez en su historia en la posición de acreedor de los países centrales, gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. El principal deudor era el Reino Unido que ante la emergencia declaró su iliquidez, bloqueando la libre disponibilidad de esos montos. El gobierno peronista optó por utilizar esos créditos para adquirir empresas de servicios públicos de capital británico.
La bonanza económica de la Argentina continuaba, impulsada por el creciente mercado que se había formado por la baja de las importaciones provenientes de los países en guerra. Esto permitió al gobierno aplicar una vasta política de bienestar que incluía la efectivización de nuevos derechos sociales, como períodos de vacaciones y descanso, planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etcétera. Estas conquistas sociales fueron ampliamente capitalizadas por las figuras de Perón y su esposa, Eva Perón, que manejaba una fundación de asistencia social financiada principalmente con fondos estatales y algunos aportes empresarios. Las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, como los ferrocarriles británicos, fueron proclamados como conquistas de soberanía e independencia económica.
No obstante, el contexto mundial pronto dejó de ser favorable ya que los Estados Unidos mediante el Plan Marshall, comenzó a ubicar sus excedentes agrícolas en Europa limitando el acceso al mercado de los alimentos argentinos.
A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar y un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, aplicó medidas de corte ortodoxo, como el ajuste del gasto público; Perón, que había declarado una vez que "se cortaría las manos" antes que endeudar a la Nación comprometiendo su independencia económica, contrajo finalmente un préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Eximbank) y firmó contratos de explotación petrolífera con compañías extranjeras.

Situación político - económica durante la segunda presidencia de Juan Domingo Perón [editar]
Durante la segunda Guerra Mundial, Argentina llenó sus arcas de dinero mediante la exportación de materias primas (cereales y carnes, principalmente) a los países beligerantes europeos (sobre todo a Gran Bretaña). Fue una época de gran prosperidad para el país. Sin embargo, dicha situación cambió, ya que Estados Unidos colocó sus excedentes agrícolas en Europa, lo cual generó que se limitaran las exportaciones de Argentina. Además, tras la segunda Guerra Mundial, en 1949, los mercados se retrajeron y esto trajo aparejado una gran reducción en las exportaciones argentinas (de productos primarios). Por otra parte, las reservas acumuladas se consumieron desmesuradamente, finalizando de este modo, con el período de gran prosperidad económica. La crisis tocaba la puerta del país.
No obstante a lo acontecido, el gobierno tenía la esperanza de que el desarrollo de la industria sacara al país de la situación en la cual se encontraba. Pero para ello, era necesario el uso de combustibles, acero, maquinarias y demás repuestos que el país, en ese momento, carecía. Por ende, tuvo que acudir a la cruel decisión de importarlos. Por este motivo, el desarrollo industrial no resultó fácil, y desencadenó las peores consecuencias: inflación y desocupación.
Para romper el esquema, para cambiar las circunstancias, es decir, para salir de la situación, en 1952, el gobierno decidió llevar a cabo un segundo plan Quinquenal, el cual tuvo vigencia entre 1953 y 1957. Este, planteaba básicamente como objetivo fundamental, asegurar el desarrollo de la economía social por medio de actividades que ayuden a gestar la independencia económica del país. Con este fin, el Estado se reservaba el manejo del comercio exterior, guiado por el propósito de defender la producción Nacional y obtener términos de intercambios justos y equitativos. Su empresa estaba también orientada a la consolidación y diversificación de los mercados de importación y exportación, en los cuales, obviamente, se veía involucrado el país.
Además se hicieron algunos ajustes, que consistieron en: restringir el consumo interno, por lo cual fueron eliminados subsidios a diversos bienes de uso popular; se estableció una veda parcial al consumo de carne; y se levantó el congelamiento de los alquileres. Por otra parte se proclamó “la vuelta al campo”, donde el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) invirtió su mecanismo y emprendió la tarea de estimular a los productores rurales con precios retributivos.
Según Luis Alberto Romero, “Esta política [...] apuntaba a aumentar la disponibilidad de divisas para seguir impulsando el desarrollo del sector industrial.” Sin embargo, algunas ramas del ámbito industrial (metalúrgicas, petroquímicas, entre otras) continuaban estancadas. Debido a la maquinaria obsoleta, el deterioro de los servicios, donde se destacaban la escasa electricidad y los deficientes transportes, sobre todo ferroviarios, los cuales no fueron renovados por el Estado.
Para desarrollar el sector industrial y salir de la crisis (la cual había generado disconformidad en los sindicatos y en el Ejército) se limitó el crédito industrial y el uso de las divisas, y se dio prioridad a las empresas grandes, sobre todo, a las industrias de bienes de capital. Uno de estos casos, fue la reactivación de la empresa siderúrgica SOMISA. Otra medida consistió en el congelamiento por dos años de los contratos colectivos de trabajo. Otro ‘gesto’ importante del Estado fue que, en 1955, incentivó que empresarios y sindicalistas se juntaran para discutir sobre temas inherentes a las relaciones laborales. También, el gobierno, se enfocó en atraer capitales extranjeros. Un proyecto de gran importancia fue el petrolero. Argentina realizó un acuerdo con una filial de la Standard Oil de California, que consistía en la explotación de 40.000 (cuarenta mil) hectáreas en la provincia de Santa Cruz.
Todas estas medidas generaron la reducción de la inflación, y el re-equilibrio de la balanza de pagos. Pese a eso, no se obtuvieron cambios significativos en lo que respecta al agro y a la industria.

El Golpe militar de 1955

Sucesivos enfrentamientos con la iglesia y con los sectores más conservadores del agro y la industria, enrarecen el clima político.
El 16 de septiembre de 1955, el ejército, al mando de Eduardo Lonardi produjo el tercer Golpe de Estado en la Argentina.
Esos sectores comenzaron a conspirar, entonces, para derrocar a Perón. Organizaron un golpe de Estado con la decisiva participación de oficiales del Ejército y principalmente de la Marina. Las razones del descontento anidaban en el creciente enfrentamiento de Perón con la Iglesia Católica debido a la sanción de una ley de divorcio, el permiso que habilitaba prostíbulos y la decisión de abandonar el sostén del culto por parte del Estado.
En verdad, la crisis económica había precipitado también la puja distributiva: el sector más rico y propietario, del campo o la industria, no estaba dispuesto a tolerar una distribución del ingreso semejante: el 50 por ciento del PBI pasaba a los trabajadores.
Los gobiernos que se sucedieron entre 1955 y 1973 -tanto civiles como militares-, mantuvieron la proscripción del Peronismo, prohibiendo la participación política del partido y del movimiento.

Bombardeo a Plaza de Mayo

Artículo principal: Bombardeo de la Plaza de Mayo
El primer intento golpista ocurrió el 16 de junio. Con el objetivo de matar a Perón, aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea, con escaso apoyo del Ejército, bombardearon la Plaza de Mayo. Fue una masacre de ciudadanos de a pie. Se estimó en unos mil muertos, aunque las cifras oficiales nunca se conocieron. Perón se había refugiado en el Ministerio de Guerra y los conspiradores finalmente se rindieron.
Ese accionar tensó aún más la furia de los peronistas. Esa noche, varias iglesias fueron incendiadas. Perón hizo algunas concesiones entonces: defenestró a varios ministros para aplacar la furia opositora. Pero era tarde. El 16 de septiembre estalló un levantamiento en Córdoba encabezado por el general Eduardo Lonardi y secundado por el general Pedro Eugenio Aramburu. Las tropas leales a Perón no pudieron sofocarlo. La Marina, liderada por el almirante Isaac Rojas, encabezó el golpe contra Perón: sus naves bloquearon Buenos Aires y su estado mayor amenazó con volar los depósitos de combustible de La Plata y Dock Sud.
El Ministro de Guerra, General Lucero, pidió parlamentar y leyó una carta en la que Perón solicitaba la negociación de un acuerdo. La carta no hablaba de renuncia, sí de renunciamiento, pero la Junta de Generales Superiores del Ejército decidió considerarla como una renuncia y negociar con los golpistas, mientras miles de peronistas fieles, encolumnados detrás de la CGT pedían armas para defender a lo que consideraban su gobierno.
El 20 de septiembre Perón se refugió en la embajada del Paraguay y en la Cañonera que lo llevó a Asunción y a lo que sería el comienzo de su largo exilio de casi 17 años.(Diario Clarín-Edición especial 60 años/El derrocamiento de Perón)

Ideología

El peronismo ha acogido numerosas tendencias ideológicas que han entrado permanentemente en conflicto con el correr de los años.
Desde su aparición en la escena política nacional, el peronismo fue definido por Perón como un Movimiento Nacional, que englobaba un sector social denominado “clase trabajadora”. Este apelativo, que inicialmente fue un eufemismo utilizado por el General para distinguir su concepción “nacional y popular” de los criterios marxistas “proletarios”, se convirtió en un breve lapso en una definición doctrinaria que afirmaba para el peronismo la oposición a la lucha de clases. En ese marco, el Movimiento Peronista comprendía (idealmente) a todos aquellos que podían coincidir con los conceptos de Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica. Esta interpretación de Perón posibilitó el inesperado crecimiento de su estructura política y la llevó a niveles de representatividad popular que jamás se habían alcanzado en América Latina. Sin embargo, para mantener esa situación era necesario concentrar permanentemente la posibilidad de generar doctrina, ya que la masividad del movimiento exigía contentar y contener a sectores con intereses contradictorios. La interpretación de la realidad no podía entonces quedar en manos de una estructura colegiada, que obligatoriamente hubiera generado conflictos y disidencias internas y externas reduciendo a mediano plazo el caudal de poder del Movimiento. Perón concentra sobre sí esa tarea con exclusividad, generando un Consejo Superior del cual era, en la práctica, el único integrante con voz y voto. Asimismo, si entre el Consejo Superior y las bases del Movimiento existieran intermediarios, la doctrina sería mediatizada por ellos y adecuada a sus intereses sectoriales, lo que terminaría encorsetando al propio Perón.
Se adopta entonces el modelo de comunicación directa entre el líder y las masas: un movimiento absolutamente horizontal, con un único emergente. Para confirmar este análisis, surge claramente el ejemplo de Evita , que en poco tiempo comienza a cumplir ese rol de intermediaria entre el conductor y el pueblo. El discurso y el accionar de Evita mediatizan la doctrina hasta tal punto que el movimiento se sectoriza rápidamente. Comienza a generarse la división de intereses que Perón procuraba evitar. La absoluta inclinación de Evita hacia “los grasitas”, “los descamisados”, genera resquemores, miedo e indignación entre los militares, la iglesia y la clase media, que inicialmente aceptaban a Perón, en tanto su proyecto fuera difusamente humanitario y “justicialista”.

La dicotomía peronista entre Movimiento y Partido

El movimiento, en tanto masivo, garantiza el poder. Pero ese poder se formaliza en el gobierno y, por consiguiente, en una estructura capaz de ganar elecciones. Esa estructura no puede ser un partido tradicional -en la medida que sus integrantes (generalmente de clase media) empezarían a definir políticas-, ni un partido revolucionario, porque obligaría a adoptar una ideología obrera (y el abandono de la "tercera posición"). Surge así la concepción peronista del partido como “herramienta electoral”. En la práctica, un engendro informe que no conduce a nadie, que no genera cuadros, que sólo existe para presentar una lista de candidatos, todos ellos integrantes del Movimiento, todos ellos leales a Perón. Se limita de esta forma la posibilidad de que el “partido” genere conflictos internos, o intente determinar la estrategia de poder. Hasta aquí, y tomando en cuenta los objetivos declarados de Perón, lo implementado es inobjetable desde el punto de vista de los intereses populares. Pero, si el movimiento (que garantiza el poder) está conducido sólo por un individuo, y el partido (que garantiza las elecciones) no conduce a nadie, es suficiente eliminar al individuo (o que este traicione al pueblo) para descabezar al movimiento y al partido. ¿Y porqué sobrevive el movimiento luego de la Revolución Libertadora? Pues simplemente porque para mantenerlo vivo Perón se vio obligado a aceptar esos “intermediarios” que antes rechazaba. Se crea así un Comando Táctico, que conduce la política en el territorio, y que es encabezado por un “Delegado Personal” de Perón. (El primero de ellos fue John William Cooke, nombrado por Perón desde Caracas el 2 de noviembre de 1956). La mediatización de la doctrina es inevitable y el movimiento se sectoriza: Combativos, Dialoguistas, Participacionistas, todos “interpretan” a Perón. Si “la organización vence al tiempo”, esta modificación debiera haber cambiado sustancialmente la realidad horizontal del movimiento. Pero ocurre que todos los “intermediarios” carecen, desde el punto de vista del pueblo, de poder personal. Su poder es ejercido por “delegación”, y es otorgado o retirado de acuerdo al parecer exclusivo del “Comando Superior”. Y cuando existe un conato de oposición, se produce la intervención sumaria (Vandor-Isabel/1965). Es así que el Movimiento Peronista llega a 1973 sin estructura organizativa global. Existen, si, sectores internos que luchan por el poder delegado suponiendo que “su” interpretación de las intenciones del conductor es la correcta. Desde luego, esto no es posible. Perón no era “interpretable” y su muerte en 1974 deja al movimiento peronista sin estructuras, sin proyecto de poder y en manos de un partido político manejado por esos sectores de “clase media” cuyo único objetivo es mantener sus privilegios personales. El resultado es que el Movimiento se fractura en la práctica, convirtiéndose en un agrupamiento de sectores que, con diferentes concepciones estratégicas de país, comparten una identificación política táctica: el Partido Justicialista. Mantener viva esta identificación fue un objetivo central para el conjunto del justicialismo (no del peronismo), ya que al haberse perdido el objetivo común de poder del Movimiento Peronista, lo único que resta es el proyecto partidario de alcanzar y/o mantener el gobierno. La clase media partidaria se lanza entonces a la lucha interna para reducir el poder de los “movimientistas” civilizando al partido, haciéndolo “aceptable” para el establishment. Con la derrota electoral de 1983 (Luder/Bittel son los candidatos justicialistas, contra la fórmula de la Unión Cívica Radical Alfonsín/Martínez, que gana), termina de quebrarse el movimiento. El partido, desde la “Renovación” (1985 - Carlos Menem, Antonio Cafiero, Carlos Grosso, entre otros, desplazan a la conducción partidaria ente la que se cuenta Herminio Iglesias), asume definitivamente el control político (y la ideología neo desarrollista liberal) y esta situación desemboca en 1989 con el triunfo de Carlos Menem como emergente de una situación interna en la que las declamaciones supuestamente justicialistas han reemplazado al peronismo revolucionario de los orígenes y de la Resistencia (1955-1972).
Debe reiterarse que los intentos del propio Perón por dar un marco ideológico a su movimiento fueron deliberadamente ambiguos, aunque siempre haciendo referencia a temas nacionalistas y de Justicia Social. Véanse al respecto las Veinte Verdades Peronistas propuestas por Perón el 17 de octubre de 1950 como el eje sobre el que debería centrarse la doctrina peronista.
En el campo de las relaciones internacionales, Perón abogó siempre por esa tercera posición equidistante entre el comunismo soviético y el capitalismo estadounidense, lo que lo llevó a apoyar al Movimiento de Países No Alineados y buscar puntos de contacto con Nasser y Nehru. Hizo siempre profesión de fe latinoamericanista («El año 2000 nos encontrará unidos o dominados») y cultivó buenas relaciones con gobernantes de la región: Alfredo Stroessner (Paraguay), Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), (quienes le darían asilo luego del golpe de estado de 1955 antes de recalar en la España de Franco), así como con Anastasio Somoza ( Nicaragua), con el Partido Nacional de Uruguay y el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo en Chile.
Actualmente el Partido Justicialista está integrado en la Internacional Demócrata Cristiana.